Pese a que la Jazz At The Philarmonic -o simplemente JATP, como se la conoció popularmente- estaba compuesta por varios músicos, basta mencionar a una sola persona para definirla: Norman Granz.
Es que este famoso productor de jazz fue ideólogo de esta maravillosa movida que juntaba a los mejores músicos del género del momento para participar en jam sessions abiertas al público.
El objetivo era claro: trasladar a grandes teatros aquellos que se producía en pequeños locales nocturnos, para lo cual llamaba a unos cuantos músicos y los ponía a tocar juntos.
En el fondo, no sólo se trataba de conciertos sino de una reivindicación de valores debido a que Granz se negaba a que el espectáculo tuviera un público segregado racialmente.
El lugar elegido originalmente fue el Philarmonic Auditorium de Los Ángeles. Ese fue el motivo por el cual el espectáculo se llamó de esa manera, aunque años después se trasladara por diversos lugares de Estados Unidos y el mundo.
El día seleccionado fue el 2 de julio. Era 1944 y el músico del momento era Nat King Cole. Esa fue la razón por la que Granz eligió al cantante y pianista y lo hizo tocar con su trío. Ese fue el puntapié inicial.
Luego, llegaron varias figuras más, como por ejemplo Ella Fitzgerald, Duke Ellington, John Coltrane, Stan Getz y Coleman Hawkins.
También formaron parte de las veladas dos grandes del bebop. Hablamos, claro está, de Charlie Parker y Dizzy Gillespie.
Mención especial merece Illinois Jacquet ya que, según sus propias palabras, “Granz me debe a mí que JATP se convirtiera en éxito mundial”.
Fuera de Estados Unidos, los conciertos realizados en Japón fueron muy recordados por el público. En ellos, el trío de Oscar Peterson (formado por Herb Ellis y Ray Bronw) sobresalió con una notable actuación.
En 1967 llegó el fin del JATP. Pero el espectáculo siguió sonando gracias a que la mayoría de los conciertos fueron inmortalizados por los sellos de propio Granz (Clef, Norgran, Verve y Pablo).
Gonzalo Chicote
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